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44 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona: Lucian Ban, Dan Tepfer y Enrico Pieranunzi
Lucian Ban Enesco Re-Imagine
Auditori de Barcelona (sala 3)
13 de noviembre de 2012
Barcelona ha vivido un noviembre en estado de gracia. El 44 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, además de sus múltiples actividades y ofertas de todo tipo, ofreció, con el patrocinio especial de la inquieta Fundación de Música Ferrer-Salat, un ambicioso ciclo lleno de grandísimas sorpresas llamado Clàssics, que proponía la revisión de la música clásica y contemporánea en clave de jazz (incluyendo entre los clásicos, eso sí, a alguien como Thelonious Monk revisado con maestría por Francesco Bearzatti).
Lucian Ban, pianista de origen rumano afincado en Nueva York, se ha convertido en una figura clave en la escena contemporánea en los últimos años. Y es así como se reivindicó en el escenario en Barcelona, acompañado de una banda de puro vértigo capitaneada a los pitos por Ralph Alessi y Tony Malaby. La ocasión servía para presentar su trabajo de revisión y excelencia sobre las partituras del compositor clásico rumano Georges Enesco (Ban prefiere usar el nombre según la adaptación francesa, que es la que utilizaba el propio compositor). Un proyecto que arrancó hace ya más de dos años y que ha ido presentando por las más prestigiosas salas y convocatorias jazzisticas del mundo.
Enescu no deja de ser uno de los grandes desconocidos por nuestras latitudes (incluso para los programadores clásicos), así que Ban abrió al público de Barcelona una puerta llena de sorpresas, paisajes sonoros llenos de luz y texturas poco habituales en el jazz. Uno de esos días en que uno se siente orgulloso de poder presenciar y descubrir la grandeza de la unión de las músicas llamadas clásicas y las improvisaciones jazzísticas. Un concierto que descubre a un gran compositor que supo usar como pocos el folklore de su país y permite al mismo tiempo el lucimiento improvisador de algunos de los músicos más activos de la escena neoyorquina. Ban, sin abusar de protagonismo, y liderando con guante de seda a sus músicos, dejó espacio para descubrir la calidez de la viola de Mat Maneri y la singularidad y exótica combinación de los sonidos de las tablas del maestro Badal Roy, que por momentos trasladó los sonidos a sensaciones hindús en perfecta conjunción con la música de Enescu. Una gran apuesta para un gran descubrimiento. Combinaciones nuevas para música en ebullición.
Dan Tepfer piano solo
Variaciones Goldberg
Institut Français
15 de noviembre de 2012
Generar red, un concepto que hoy en día tanto está de moda y que tanto tiempo ocupa, no es más que tender puentes de colaboración. Eso sí: para que las redes sean duraderas y generen crecimiento, los puentes deben estar instalados con criterio y con una razón de ser. Este ejercicio es el que se demostró con la incorporación del Institut Français de Barcelona en la programación del festival de jazz. Un programa que ademas de incluir a nombres conocidos de la escena musical y artística francesa, también optaba por el riesgo y por la creatividad en mayúsculas. Fue el ejemplo de Dan Tepfer.
Variar sobre las variaciones, improvisar sobre la improvisación más pautada de la historia de la música, tender puentes entre la música barroca y la improvisación del siglo XXI. Eso es lo que consigue Tepfer con su propuesta. Una propuesta valiente y osada como pocas, porque a la ejecuión de las famosas Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach, el pianista francoamericano le suma sus propias variaciones en un auténtico y probablemente agotador tour de force pianístico. Dos discursos claramente diferentes, y claramente marcados. Un recital lleno de matices, una compleja combinatoria de pasajes conocidos con fraseos ajenos a priori a la obra de Bach. Dos conciertos en uno, en el que el joven pianista demostró una soberbia capacidad de interpretación, con extrema calidad en los pasajes bachianas y con sobrada solvencia en sus propias variaciones basadas en la improvisación más arriesgada. Un excelente ejercicio musical, con un resultado imprevisible. El público estuvo cautivo de las manos y notas que emergían del piano, sin un solo suspiro en la larga hora y media, sin un solo movimiento, para poder captar todas las intenciones musicales de Tepfer. Imposible perder la atención para poder seguir y disfrutar del concierto. Incluso, y eso raras veces pasa, el final se coronó con un largo silencio que permitió reflexionar a intérprete y público sobre lo vivido minutos antes. Un torbellino de emociones. Gran apuesta de riesgo y mejor ejecución.
Enrico Pieranunzi piano solo
1685
Auditori de Barcelona (sala 2)
22 de noviembre de 2012
La quinta entrega del ciclo Clàssics y tercer concierto aquí reseñado tenía de nuevo la música barroca como inicio para la experimentación y búsqueda de nuevos lenguajes. El protagonista era el pianista italiano Enrico Pieranunzi, quien extrañamente visitaba por primera vez en su extensa trayectoria profesional Barcelona. Vino para presentar su obra relacionada con los grandes maestros del barroco, es decir, 1685 (CAM, 2010), que es el título del disco y es el año de nacimiento de Bach, Georg Friedrich Händel y Domenico Scarlatti. En su más de hora y media de recital Pieranunzi improvisó a partir de diversas obras de estos tres maestros barrocos, todo aliñado con sus alegres pero al mismo tiempo profundos comentarios. No improvisa en clave de jazz, improvisa en clave musical. Investiga, busca y ataca por donde mejor le conduce la propia música. Una maestría precisa, iluminando pasajes y dibujando paisajes barrocos, combinados con rabiosa contemporaneidad.
Para Pieranunzi la base de su improvisación es la partitura clásica, le sirve de trampolín, de plataforma para crear y buscar, de inspiración automática para generar una comunión lógica entre los dos mundos. Crea para gustar, improvisa para volver a la raíz, usa los clásicos para divulgar su propio lenguaje. Sin fisuras, sin demagogia, con el buen quehacer de los artesanos. Actualidad basada en la historia.
El recital, así como el disco, permitió descubrir agradables melodías de Scarlatti, quizá el menos reconocido de los tres maestros en los que Pieranunzi se inspira para esta magistral labor de reconocimiento entre dos épocas. Sitúa al compositor italiano en un plano protagonista y reivindica la influencia recíproca entre los tres compositores nacidos en el mismo año. El lenguaje musical convertido en arte para el diálogo. Sin duda una de las épocas doradas de la música se dio cita en las manos de Pieranunzi, capaz de hermanar lenguajes en un revuelo sin sobresaltos, acariciando cada nota para conducirnos por un paseo tranquilo y elegante. En su tardío debut en Barcelona, Pieranunzi se reivindicó sin lugar a dudas como un gran intérprete, un gran conocedor de la música y los maestros del siglo XVIII, y sobre todo como un elegante, inteligente e irónico improvisador para la música del siglo XXI.
Fotografías: Lorenzo Duaso
Auditori de Barcelona (sala 3)
13 de noviembre de 2012
Barcelona ha vivido un noviembre en estado de gracia. El 44 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, además de sus múltiples actividades y ofertas de todo tipo, ofreció, con el patrocinio especial de la inquieta Fundación de Música Ferrer-Salat, un ambicioso ciclo lleno de grandísimas sorpresas llamado Clàssics, que proponía la revisión de la música clásica y contemporánea en clave de jazz (incluyendo entre los clásicos, eso sí, a alguien como Thelonious Monk revisado con maestría por Francesco Bearzatti).
Lucian Ban, pianista de origen rumano afincado en Nueva York, se ha convertido en una figura clave en la escena contemporánea en los últimos años. Y es así como se reivindicó en el escenario en Barcelona, acompañado de una banda de puro vértigo capitaneada a los pitos por Ralph Alessi y Tony Malaby. La ocasión servía para presentar su trabajo de revisión y excelencia sobre las partituras del compositor clásico rumano Georges Enesco (Ban prefiere usar el nombre según la adaptación francesa, que es la que utilizaba el propio compositor). Un proyecto que arrancó hace ya más de dos años y que ha ido presentando por las más prestigiosas salas y convocatorias jazzisticas del mundo.
Enescu no deja de ser uno de los grandes desconocidos por nuestras latitudes (incluso para los programadores clásicos), así que Ban abrió al público de Barcelona una puerta llena de sorpresas, paisajes sonoros llenos de luz y texturas poco habituales en el jazz. Uno de esos días en que uno se siente orgulloso de poder presenciar y descubrir la grandeza de la unión de las músicas llamadas clásicas y las improvisaciones jazzísticas. Un concierto que descubre a un gran compositor que supo usar como pocos el folklore de su país y permite al mismo tiempo el lucimiento improvisador de algunos de los músicos más activos de la escena neoyorquina. Ban, sin abusar de protagonismo, y liderando con guante de seda a sus músicos, dejó espacio para descubrir la calidez de la viola de Mat Maneri y la singularidad y exótica combinación de los sonidos de las tablas del maestro Badal Roy, que por momentos trasladó los sonidos a sensaciones hindús en perfecta conjunción con la música de Enescu. Una gran apuesta para un gran descubrimiento. Combinaciones nuevas para música en ebullición.
Dan Tepfer piano solo
Variaciones Goldberg
Institut Français
15 de noviembre de 2012
Generar red, un concepto que hoy en día tanto está de moda y que tanto tiempo ocupa, no es más que tender puentes de colaboración. Eso sí: para que las redes sean duraderas y generen crecimiento, los puentes deben estar instalados con criterio y con una razón de ser. Este ejercicio es el que se demostró con la incorporación del Institut Français de Barcelona en la programación del festival de jazz. Un programa que ademas de incluir a nombres conocidos de la escena musical y artística francesa, también optaba por el riesgo y por la creatividad en mayúsculas. Fue el ejemplo de Dan Tepfer.
Variar sobre las variaciones, improvisar sobre la improvisación más pautada de la historia de la música, tender puentes entre la música barroca y la improvisación del siglo XXI. Eso es lo que consigue Tepfer con su propuesta. Una propuesta valiente y osada como pocas, porque a la ejecuión de las famosas Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach, el pianista francoamericano le suma sus propias variaciones en un auténtico y probablemente agotador tour de force pianístico. Dos discursos claramente diferentes, y claramente marcados. Un recital lleno de matices, una compleja combinatoria de pasajes conocidos con fraseos ajenos a priori a la obra de Bach. Dos conciertos en uno, en el que el joven pianista demostró una soberbia capacidad de interpretación, con extrema calidad en los pasajes bachianas y con sobrada solvencia en sus propias variaciones basadas en la improvisación más arriesgada. Un excelente ejercicio musical, con un resultado imprevisible. El público estuvo cautivo de las manos y notas que emergían del piano, sin un solo suspiro en la larga hora y media, sin un solo movimiento, para poder captar todas las intenciones musicales de Tepfer. Imposible perder la atención para poder seguir y disfrutar del concierto. Incluso, y eso raras veces pasa, el final se coronó con un largo silencio que permitió reflexionar a intérprete y público sobre lo vivido minutos antes. Un torbellino de emociones. Gran apuesta de riesgo y mejor ejecución.
Enrico Pieranunzi piano solo
1685
Auditori de Barcelona (sala 2)
22 de noviembre de 2012
La quinta entrega del ciclo Clàssics y tercer concierto aquí reseñado tenía de nuevo la música barroca como inicio para la experimentación y búsqueda de nuevos lenguajes. El protagonista era el pianista italiano Enrico Pieranunzi, quien extrañamente visitaba por primera vez en su extensa trayectoria profesional Barcelona. Vino para presentar su obra relacionada con los grandes maestros del barroco, es decir, 1685 (CAM, 2010), que es el título del disco y es el año de nacimiento de Bach, Georg Friedrich Händel y Domenico Scarlatti. En su más de hora y media de recital Pieranunzi improvisó a partir de diversas obras de estos tres maestros barrocos, todo aliñado con sus alegres pero al mismo tiempo profundos comentarios. No improvisa en clave de jazz, improvisa en clave musical. Investiga, busca y ataca por donde mejor le conduce la propia música. Una maestría precisa, iluminando pasajes y dibujando paisajes barrocos, combinados con rabiosa contemporaneidad.
Para Pieranunzi la base de su improvisación es la partitura clásica, le sirve de trampolín, de plataforma para crear y buscar, de inspiración automática para generar una comunión lógica entre los dos mundos. Crea para gustar, improvisa para volver a la raíz, usa los clásicos para divulgar su propio lenguaje. Sin fisuras, sin demagogia, con el buen quehacer de los artesanos. Actualidad basada en la historia.
El recital, así como el disco, permitió descubrir agradables melodías de Scarlatti, quizá el menos reconocido de los tres maestros en los que Pieranunzi se inspira para esta magistral labor de reconocimiento entre dos épocas. Sitúa al compositor italiano en un plano protagonista y reivindica la influencia recíproca entre los tres compositores nacidos en el mismo año. El lenguaje musical convertido en arte para el diálogo. Sin duda una de las épocas doradas de la música se dio cita en las manos de Pieranunzi, capaz de hermanar lenguajes en un revuelo sin sobresaltos, acariciando cada nota para conducirnos por un paseo tranquilo y elegante. En su tardío debut en Barcelona, Pieranunzi se reivindicó sin lugar a dudas como un gran intérprete, un gran conocedor de la música y los maestros del siglo XVIII, y sobre todo como un elegante, inteligente e irónico improvisador para la música del siglo XXI.
Fotografías: Lorenzo Duaso
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