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43 Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona: Okkervil River, Fanfarlo y Ryuichi Sakamoto Trio
Okkervil River
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Teatre Coliseum
10 de noviembre
El ciclo Finestres (ventanas) del Festival Internacional de Jazz de Barcelona suele ser un espacio para bandas normalmente programadas en festivales alternativos, dedicados a la música independiente. Es por ese motivo que encajan perfectamente en el espíritu de un festival de jazz. Músicas independientes y sin complejos.
La primera de las propuestas de aire fresco fue Okkervil River, quienes, teloneados por un banda joven, A Classic Education, se presentaron en el escenario del Teatre Coliseum con ganas de demostrar por qué se les considera la revelación de la música popular norteamericana (con el permiso de Wilco). Okkervil River es una de esas bandas poco ortodoxas en todos los aspectos. La formación no es una clásica banda de rock, puesto que añaden violines y cuerdas a sus complejas estructuras musicales, pero con melodías sencillas y composiciones melancólicas. Se plantan en el escenario con una energía envidiable y, sin pedir permiso al respetable, enchufan sus sonidos propios, que, sin embargo, constantemente dejan una extraña sensación de déja vu, por ser al fin y al cabo similares a todas sus influencias.
La banda hizo un recorrido por las canciones más reconocidas de todos sus trabajos, desde Okkervil River Son hasta casi todas las composiciones de su último disco, I Am Very Far. La respuesta del público que asistió al concierto fue enorme para los destacados Our Life is Not a Movie or Maybe y For Rea. Un público eso sí escaso, pero muy entregado y que supo ser partícipe de las obras mas energéticas, así como mantener silencio y respeto casi religioso al sonar A Girl From Port. Uno de los momentos más impresionantes de la noche fue cuando la banda dejó en solitario a Will Sheff, quien, con sólo una guitarra acústica, entonó una impresionante versión de A Stone. La mayoría de las nuevas canciones sonaron fantásticas, y sin duda se puede decir que ya forman parte del repertorio clásico de la banda. Un gran concierto en un gran ciclo.
Fanfarlo
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Bikini
16 de noviembre
La sala Bikini se quedó pequeña para acoger a un publico ansioso de reconocer en directo las evoluciones naïf del quinteto británico Fanfarlo. Que, dicho sea de paso, es uno de esos grupos surgidos de la últimas tendencias de la música pop worldwide; así, por ejemplo, tienen reminiscencias de Beirut, por momentos parece que estemos escuchando a Mishima, y en otras ocasiones su originalidad es tan fuerte que es imposible no sentirse cercano y conectado a la propuesta sonora de la banda.
Los jóvenes integrantes del grupo son multiinstrumentistas que se atreven con todo, y que hacen un muy acertado uso de minisecciones de viento con trompeta y saxo que dan textura y consistencia a sus cancioncitas. Pop de fácil estructura musical, con originales melodías que hacen las delicias de la parroquia indie presente en la sala, con sus gafas de pasta y sus barbas mal afeitadas en una clara exposición de tribu urbana, sin querer serlo.
La nota negativa de la propuesta escénica fueron, sin duda, unos visuales que acompañaron durante todo el show a la banda, sin sentido, sin gusto y sin conexión con lo que proponen en el escenario. Visuales por visuales no son necesarios, y normalmente prescindibles. Aun así, la noche tuvo ciertos momentos de épica popular, con piezas alargadas para el directo con barroca proporción vocal. Dejes de gato viejo para una banda tan joven. Sorpresa positiva.
Ryuichi Sakamoto Trio con Jaques Morelenbaum y Judy Kang
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Palau de la Música Catalana
18 de noviembre
La tercera y última noche del ciclo Finestres nada tuvo que ver con la música independiente ni con públicos jóvenes ni festivales alternativos. El gran maestro japonés Ryuichi Sakamoto presentó en el escenario del Palau de la Música su nueva propuesta en directo, un repaso casi milimétrico de sus grandes éxitos 1919, Merry Christmas, Mr. Lawrence y The Sheltering Sky que hizo las delicias del público, con poco margen para el riesgo y la investigación a la que nos tiene acostumbrados Sakamoto.
Acompañado del insigne Jaques Morelenbaum y de una joven violinista, Judy Kang escogida para la ocasión de esta nueva gira, el trío funcionó con una compenetración admirable y cercana a la cirugía mas compleja, pero no hubo destellos ni un momento de conexión energética mas allá de las notas musicales interpretadas con precisión.
Quizá el motivo fue que Sakamoto y Morelenbaum se reencontraban tras casi ocho años sin actuar juntos. Durante ese tiempo Sakamoto ha podido experimentar y renovar su universo musical, mientras que el célebre violonchelista brasileño ha seguido instalado en su normalidad, excelente, pero normalidad musical. La distancia entre ambos se notó en el Palau.
De todos modos, cuando a medio concierto Sakamoto atacó el piano en solitario, se vislumbró su genio, y al final, en su afán por ejercer de embajador de su país, tocó una preciosa novedad que estaba grabando justo el día en que la tierra se volvió en contra de la isla de Japón. Harakiri se llama la composición que el artista compuso para agradecer las muestras de apoyo recibidas en Japón desde todo el mundo durante los últimos meses.
Un embajador es capaz de reunir a las comunidades del país que representa. Así es también Sakamoto, quien fue también capaz de congregar a familias niponas residentes en Barcelona o cercanías para disfrutar de su genial música y su mejor interpretación. Un concierto de alto voltaje, precisión y perfección, pero en el que echamos de menos algo de riesgo y atrevimiento.
Fotografías: Michael Weintrob
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Teatre Coliseum
10 de noviembre
El ciclo Finestres (ventanas) del Festival Internacional de Jazz de Barcelona suele ser un espacio para bandas normalmente programadas en festivales alternativos, dedicados a la música independiente. Es por ese motivo que encajan perfectamente en el espíritu de un festival de jazz. Músicas independientes y sin complejos.
La primera de las propuestas de aire fresco fue Okkervil River, quienes, teloneados por un banda joven, A Classic Education, se presentaron en el escenario del Teatre Coliseum con ganas de demostrar por qué se les considera la revelación de la música popular norteamericana (con el permiso de Wilco). Okkervil River es una de esas bandas poco ortodoxas en todos los aspectos. La formación no es una clásica banda de rock, puesto que añaden violines y cuerdas a sus complejas estructuras musicales, pero con melodías sencillas y composiciones melancólicas. Se plantan en el escenario con una energía envidiable y, sin pedir permiso al respetable, enchufan sus sonidos propios, que, sin embargo, constantemente dejan una extraña sensación de déja vu, por ser al fin y al cabo similares a todas sus influencias.
La banda hizo un recorrido por las canciones más reconocidas de todos sus trabajos, desde Okkervil River Son hasta casi todas las composiciones de su último disco, I Am Very Far. La respuesta del público que asistió al concierto fue enorme para los destacados Our Life is Not a Movie or Maybe y For Rea. Un público eso sí escaso, pero muy entregado y que supo ser partícipe de las obras mas energéticas, así como mantener silencio y respeto casi religioso al sonar A Girl From Port. Uno de los momentos más impresionantes de la noche fue cuando la banda dejó en solitario a Will Sheff, quien, con sólo una guitarra acústica, entonó una impresionante versión de A Stone. La mayoría de las nuevas canciones sonaron fantásticas, y sin duda se puede decir que ya forman parte del repertorio clásico de la banda. Un gran concierto en un gran ciclo.
Fanfarlo
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Bikini
16 de noviembre
La sala Bikini se quedó pequeña para acoger a un publico ansioso de reconocer en directo las evoluciones naïf del quinteto británico Fanfarlo. Que, dicho sea de paso, es uno de esos grupos surgidos de la últimas tendencias de la música pop worldwide; así, por ejemplo, tienen reminiscencias de Beirut, por momentos parece que estemos escuchando a Mishima, y en otras ocasiones su originalidad es tan fuerte que es imposible no sentirse cercano y conectado a la propuesta sonora de la banda.
Los jóvenes integrantes del grupo son multiinstrumentistas que se atreven con todo, y que hacen un muy acertado uso de minisecciones de viento con trompeta y saxo que dan textura y consistencia a sus cancioncitas. Pop de fácil estructura musical, con originales melodías que hacen las delicias de la parroquia indie presente en la sala, con sus gafas de pasta y sus barbas mal afeitadas en una clara exposición de tribu urbana, sin querer serlo.
La nota negativa de la propuesta escénica fueron, sin duda, unos visuales que acompañaron durante todo el show a la banda, sin sentido, sin gusto y sin conexión con lo que proponen en el escenario. Visuales por visuales no son necesarios, y normalmente prescindibles. Aun así, la noche tuvo ciertos momentos de épica popular, con piezas alargadas para el directo con barroca proporción vocal. Dejes de gato viejo para una banda tan joven. Sorpresa positiva.
Ryuichi Sakamoto Trio con Jaques Morelenbaum y Judy Kang
43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Palau de la Música Catalana
18 de noviembre
La tercera y última noche del ciclo Finestres nada tuvo que ver con la música independiente ni con públicos jóvenes ni festivales alternativos. El gran maestro japonés Ryuichi Sakamoto presentó en el escenario del Palau de la Música su nueva propuesta en directo, un repaso casi milimétrico de sus grandes éxitos 1919, Merry Christmas, Mr. Lawrence y The Sheltering Sky que hizo las delicias del público, con poco margen para el riesgo y la investigación a la que nos tiene acostumbrados Sakamoto.
Acompañado del insigne Jaques Morelenbaum y de una joven violinista, Judy Kang escogida para la ocasión de esta nueva gira, el trío funcionó con una compenetración admirable y cercana a la cirugía mas compleja, pero no hubo destellos ni un momento de conexión energética mas allá de las notas musicales interpretadas con precisión.
Quizá el motivo fue que Sakamoto y Morelenbaum se reencontraban tras casi ocho años sin actuar juntos. Durante ese tiempo Sakamoto ha podido experimentar y renovar su universo musical, mientras que el célebre violonchelista brasileño ha seguido instalado en su normalidad, excelente, pero normalidad musical. La distancia entre ambos se notó en el Palau.
De todos modos, cuando a medio concierto Sakamoto atacó el piano en solitario, se vislumbró su genio, y al final, en su afán por ejercer de embajador de su país, tocó una preciosa novedad que estaba grabando justo el día en que la tierra se volvió en contra de la isla de Japón. Harakiri se llama la composición que el artista compuso para agradecer las muestras de apoyo recibidas en Japón desde todo el mundo durante los últimos meses.
Un embajador es capaz de reunir a las comunidades del país que representa. Así es también Sakamoto, quien fue también capaz de congregar a familias niponas residentes en Barcelona o cercanías para disfrutar de su genial música y su mejor interpretación. Un concierto de alto voltaje, precisión y perfección, pero en el que echamos de menos algo de riesgo y atrevimiento.
Fotografías: Michael Weintrob
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