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Concha Buika en el Festival de Jazz de Barcelona (III)
Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
De las primeras notas de Oro santo-Mamita a las pausas dramáticas finales de la conocida Ojos verdes:
"Ojos verdes, verdes como
la albahaca.
Verdes como el trigo verde
y el verde, verde limón.
El pasado jueves 5 de noviembre, en el 41 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, Concha Buika ofreció una aplaudida actuación en un Palau de la Música lleno hasta la bandera. Con una mezcla de sabor gitano y blues, pocos cantantes, hombres o mujeres, veteranos o jóvenes, tienen los registros desde un afligido susurro hasta un llanto poderoso que Buika presentó en un espectáculo enfocado sobre todo en su último disco, con el pianista cubano Chucho Valdés, El último trago (Warner Music), en el que rinde homenaje a las rancheras de la mexicana Chavela Vargas. El arte de Vargas, que abrió nuevos caminos dando un giro femenino a las rancheras que habían sido territorio exclusivamente masculino, proporcionó el vehículo perfecto para el apasionado canto de Buika que ha añadido su propio estilo y las ha convertido en la desafiante exclamación de un llanto desgarrador. Con un timbre vocal que se ha relacionado con el de la americana Nina Simone, Buika, que durante años ejerció de doble de Tina Turner, es sorprendentemente intrépida, infundiendo a su voz atrevimiento y rebelión, llevándola en algunos momentos a sonar como un rugido, mientras disecciona íntimamente el amor perdido de las rancheras.
Hábilmente acompañada por el guitarrista y productor Javier Limón, por el pianista Ivan Melón Lewis, el bajista Dany Noel y el percusionista Fernando Favier, la cantante mallorquina mostraba una atractiva figura con su vestido negro y magenta y su amplia y cálida sonrisa mientras unía elementos mallorquines, africanos y gitanos en un todo único, deteniéndose casi al final para añadir varias florituras de baile flamenco.
En diversas entrevistas, Concha ha definido la música de Vargas como "un viaje hacia el dolor," y ha comentado que cantar su música debería "herir," de lo contrario quien la canta no está siendo sincero, y en el Palau ella lo demostró una y otra vez, especialmente en un trío de dúos con el pianista Lewis, que recorrió Las simples cosas, Las ciudades y El último trago. Con un poder y expresividad únicos, Buika es el tipo de cantante que tienes la sensación de que podría cantar lo que quisiera con elegancia y significado, haciéndolo, al mismo tiempo, claramente personal.
Fotografía: Ricard Cugat
Traducción castellana: Elena Almirall