Joe Lovano, Evan Parker y CéU en el Festival de Jazz de Barcelona (II)

Era una de las grandes noches del festival la del 3 de noviembre. Bruce Lundvall, presidente de Blue Note, charlaba, un rato antes, con el crítico Bob Blumenthal sobre la historia de la discográfica. Tras su conferencia, regresaba a Barcelona el Joe Lovano Nonet. "Este noneto es una de las mejores bandas que he oído nunca," había dicho Lundvall, para quien fue "el espíritu de Dexter Gordon" quien le llevó a Lovano. Pero el saxofonista no pudo tocar. Había llegado a Barcelona con el brazo izquierdo en cabestrillo tras haberse caído en Lausana, Suiza, pocos días antes. La misma mañana del concierto en Barcelona, Lovano se volvió a caer. Resultado: ambos hombros dañados. El saxofonista tuvo que poner entonces punto final a su gira europea. Hoy todavía está ingresado en un hospital de Barcelona, con la compañía de su mujer, la cantante Judi Silvano, que afortunadamente estaba en París por un concierto propio, y pudo llegar a Barcelona en pocas horas. Pero en las peores circunstancias, Lovano demostró su talante: el mismo martes por la noche, su mayor preocupación era saber cómo se había organizado el regreso de sus músicos a casa y prepararles el dinero para el cobro. "Joe ha sido operado con éxito este viernes, y hoy sábado ya empieza a mover sus brazos con un fisioterapeuta," explica Silvano. "El doctor Andrés Combalia, que además de ser un gran médico es un aficionado al jazz, nos ha dicho que puede volver a tocar el saxo en 15 días, y esperamos que en enero reprenda sus actuaciones." "Nos sentimos orgullosos —continúa Silvano— de ver cómo reacciona la gente del jazz cuando pasan cosas como éstas en la vida. Estamos como locos por volver a Barcelona y devolver al festival y a toda su gente el cariño que nos han dado."
Evan Parker & Agustí Fernández (1 de noviembre, L'Auditori)
Que Agustí Fernández tiene un lugar ganado a pulso en el mundo de la improvisación lo demuestran sus proyectos, sus cedés, sus directos y las incontables colaboraciones con artistas de la altura de Barry Guy, Ramón López, Mats Gustafson y el propio Evan Parker, con quien compartía escenario el domingo en la sala de cámara del Auditori de Barcelona.

Es un placer poder escuchar en directo y a distancia corta a dos maestros de la improvisación en un formato ideal por su compensación entre la libertad y el diálogo constante. Los recursos técnicos y los efectos con objetos sobre las cuerdas del piano que tanto domina el pianista de Mallorca (desgarradora y misteriosa la tercera pieza, en la que creó una base para Parker frotando las cuerdas del piano con distintos materiales) combinaron a la perfección con el sonido metálico del saxo tenor de Parker.

Como es habitual en los conciertos a dúo, los dos músicos interpretarón una pieza solos. En el caso de Fernández, la exposición del tema incluyó un ruido involuntario de un espectador que el pianista incorporó con toda naturalidad a su discurso, que posteriormente llevó hasta sitios insospechados. En su turno, Parker construyó la improvisación a partir de un ostinato y, utilizando la técnica de la respiración circular, desarrolló sin pausa durante toda la pieza, generando una tela de araña que atrapó al público en un viaje vertiginoso.

La audiencia conectó con el material expuesto por los dos intérpretes y les regaló una ovación final en señal de agradecimiento que arrancó un bis precioso, más íntimo. La experiencia fue densa e intensa. Uno de esos conciertos que se disfrutan en directo y se digieren, más lentamente, después. En silencio, recordando, reconstruyendo las sensaciones vividas (complementario y muy recomendable la entrevista en All About Jazz a Agustí Fernández).

CéU (4 de noviembre, Bikini)

El primer concierto de la sección Finestres (ventanas) del festival, que abre la programación a musicas y estilos mas allá del jazz, nos acercó una propuesta muy interesante de la joven cantante brasileña CéU.

Fusión entre música popular brasileña, reggae, afrobeat, rock, y un sinfin de influencias que conviven con total naturalidad tomando o cediendo protagonismo según convenga en cada uno de los cortes del repertorio sin perder la personalidad y sonido del grupo. En un equilibrio de acústica y electrónica, la banda de cuatro músicos deja el protagonismo para la cantante, pero la arropa en todo momento: se trata del bajo omnipresente de Lucas Martins, sobre el que Bruno Buarque desde la batería y Guilherme Ribeiro (teclado, acordeón y guitarra) construyen la base del sonido que DJ Marco personaliza con sus platos y sámplers de voces, secciones de viento y efectos varios. No sería justo olvidar el trabajo del técnico de sonido, Gustavo Lenza (coproductor de Vagarosa, el último disco de la cantante), quien desde la mesa de sonido participa como un músico más en la construcción del sonido CéU.

El repertorio, variado, con arreglos llenos de detalles, con canciones preciosas y vivas como 10 contados, Rainha (del primer CD, CéU, 2005) y Bubuia (de Vagarosa) fue atrapando a un público que disfrutó el concierto y terminó bailando sin complejos y pidiendo más. Su debut en Barcelona ha conseguido despertar más de una curiosidad: habrá que seguir de cerca su evolución.

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